Giacomo tira al agua a su exjefe.

Solo bastaron doce horas seguidas de interrogatorio para que el empresario que antes saltaba en las tarimas del CD, Giacomo Tamburrelli, tirara al agua a su exjefe Ricardo Martinelli y lo responsabilizara de mandarlo a hacer el contrato de 45 millones de dólares por el que es investigado por peculado junto con el empresario Rubén de Icaza. ¡Ya se acabaron las lealtades!

 

 

 

Ahora Tamburrelli está cooperando para salvar su pellejo, lo que demuestra que no quiere ir solo a La Gran Joya, sino que junto con él deben ir muchos exfuncionarios, incluyendo a su jefe. ¡Así se puede leer su cooperación con la justicia!

Pero no solo está cantando, sino que ahora tiene culillo y pidió seguridad para él y su familia. ¿Será que sabe de lo que es capaz su exjefe?

Como quiera que sea, Tamburrelli es solo una muestra de lo que ocurrió y para lo que sirvió el PAN: una caja menuda para muchos exfuncionarios, que no solo deben rendirle cuentas a la justicia, sino pagar por sus desmanes.

El empresario que ahora tiene culillo es hombre de doble discurso, acostumbrado al juega vivo y por ello la justicia puede tardar, pero llega y ojalá que esta vez sea firme y lo alcance sin ninguna contemplación.

 

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