La historia real de Bosco Vallarino.

La historia de Bosco Ricardo Vallarino es para filmar una película, debido a todo lo que ha pasado a su alrededor, que va desde que era un lavador de autos y vendedor de enciclopedias, hasta crear la primera emisora clandestina en Panamá a espaldas de los gobernantes en ese entonces.

 

 

Así se inician las vivencias de Bosco, con todas las peripecias que lo obligaron a obtener la ciudadanía norteamericana e irse con sus tres hijos, hecho por el que su madre aún vive en Estados Unidos y no pretende regresar a Panamá por miedo.

La entrevista que tuvimos fue muy amena, porque, como saben, a él le fascina hablar.

Su esposa Anabel de Vallarino, muy atenta y toda una señora de casa, desayunó juntos a nosotros, mientras conversábamos con Bosco, para saber quién es y por qué le han pasado tantas cosas en la vida.

Este comunicador nació el 17 de febrero de 1957 en el Hospital Panamá, donde está ubicado en estos momentos el Edificio Hatillo, lugar donde estará ubicada su oficina si gana el cargo político.

INFANCIA
Su niñez la vivió mudándose de un lado a otro, pero la mayor parte la vivió en Bella Vista.

"Mis padres no tenían el recurso para una casa con patio, pero teníamos el Parque Urraca, donde corrí, me raspé, manejé bicicletas, me hice un esquince jugando baloncesto, 'parqueaba' con mis amigos y a las nueve de la noche pasaba la ronda pidiendo cédula", dijo Bosco recordando felices momentos.

Su primaria la hizo en St. Marie School, donde aprendió a hablar Inglés; en la secundaria fue al Instituto Fermín Naudeau, luego estuvo en una escuela militar en Perú. Posteriormente, ingresó a la Universidad de Panamá para estudiar Química, pero se desempenó mejor en el campo de la Comunicación Social.

Cuando estaba chico, sus padres lo acostaban a dormir con canciones de cuna como el "Ratoncito Miguel", costumbre que Bosco siguió, y a todos sus hijos les cantaba los temas que su madre le interpretaba.

SUS INICIOS LABORALES
Para obtener dinero extra, Bosco lavaba los carros a sus vecinos cuando vivía por Las Cumbres.

Hacía ventas directas de enciclopedias por todas las barridas, ganándose 50 dólares por cada juego.

También se ganaba 10 dólares las noches que iba a trabajar de mesero en el legendario Restaurante Lung Fung, junto a otro amigo. Ese trabajo era solamente los fines de semana y lo mejor era cuando había quince años, boda y fiestas especiales por las propinas que les daban. "Por eso yo valoro mucho el trabajo de "waiter", porque yo lo viví y sé que cuando tú te esmeras, te ganas una buena propina, te ganas la voluntad de la persona", comentó el aspirante a la Alcaldía de Panamá.
 

 


 

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