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Las huellas del 20 de Diciembre de 1989 aun estan frescas.

Hace apenas 19 años Panamá fue objeto de una agresión militar por parte de la potencia más grande del mundo. El 20 de diciembre de 1989, minutos después de la medianoche, EEUU inauguraba su táctica y estrategia para establecer el nuevo orden mundial. No era la primera vez que EEUU invadía a Panamá. Una larga historia de siglo y medio de relaciones con esa potencia siempre ha dejado como resultado un Istmo dependiente y semi-colonial. 




 Sin embargo, en 1989 EEUU daba sus primeros pasos como potencia única en el mundo. Su invasión de Panamá era su prueba de fuego para definir las nuevas relaciones a escala mundial. La URSS se estaba disolviendo en esos precisos momentos y no existía oposición a su política militar. La agresión a Panamá pasó impune. La muerte de centenares de panameños, víctimas inocentes de bombardeos y ataques indiscriminados, pasó a engrosar la larga lista de mártires que ha dejado la política exterior de EEUU en todo el mundo.  Mientras que EEUU continuaba su política belicista en el mundo, primero Iraq, Somalia y después Yugoslavia, la post-invasión en Panamá ha generado un período difícil para el país. Por un lado, Panamá aún no logra recuperar su identidad como nación. Por el otro, sus gobiernos de turno han aplicado políticas de ajuste económico que han producido consecuencias nefastas para el desarrollo. 

La invasión norteamericana en 1989 fue justificada por EEUU, y muchos sectores dentro del país, bajo el supuesto que era necesario derrocar al general Manuel A. Noriega quien dirigía el país desde el Cuartel Central de las Fuerzas de Defensa de Panamá (FDP). 
  
La identidad de nación
 

Desde la invasión militar norteamericana los panameños no han recuperado su identidad nacional. La política exterior del país todavía se encuentra sometida a la "aprobación" del embajador de la avenida Balboa. Por un lado, aún no se define una política definida y firme en relación con la crisis colombiana. Por el otro, la política de comercio exterior se ajusta a los intereses de unas cuantas empresas trasnacionales. 

En relación con Colombia, la invasión dejó al país sin una entidad de inteligencia que le permitiera operar a nivel internacional en función de los intereses del país. Desconocemos los objetivos políticos y militares de las fuerzas beligerantes que operan en las cercanías de nuestra frontera sur-oriental. Dependemos de las informaciones que nos proporcionan las fuerzas armadas norteamericanas quienes cuentan con un asesor en la Presidencia de la República. Sin duda, esta información es excelente e indispensable. Sin embargo, hay que complementarla con inteligencia de otras fuentes. Basicamente con datos de los propios contrincantes.  El problema que no se aprecia tanto como resultado de la invasión es el incremento del tráfico ilegal de drogas y la práctica de blanqueo de dinero en las instituciones bancarias panameñas. Las autoridades del país y a nivel local han perdido practicamente el control sobre estas actividades. Como consecuencia se aprecia un incremento de la corrupción en todas las esferas. 

La nación panameña ha tenido que tomar una silla en la segunda fila ante la agresividad de los carteles de la corrupción que compran favores a nivel de todas las actividades públicas y privadas del país. Las elecciones periódicas que se han efectuado cada cinco años (1994 y 1999) después de la invasión aparentemente no han logrado suprimir estas malas prácticas. Además, han sido incapaces de enfrentar los serios problemas sociales que se expresan a través de la pobreza generalizada de la población y el desempleo que afecta a todas las familias del país. 
  
Invasión y ajustes 

Las reformas económicas introducidos en Panamá en 1983 (con el primer Plan de Ajuste Económico - PAE), con el fin de desmantelar el mercado interno panameño y la competitividad de las exportaciones panameñas, cumplieron con las exigencias de las instituciones financieras internacionales (IFI) después de la invasión. En 1991, el gobierno le rebajó los impuestos a los sectores de mayores ingresos en el país. Promovió la transferencia de riquezas de los grupos más pobres hacia los sectores más acomodados del país.  Incluso, después de las elecciones de 1994, el gobierno introdujo reformas mucho más radicales que las exigidas por las IFI. Se redujeron los aranceles de productos importados arruinando a agricultores y manufactureros, por igual. Además, se privatizaron las empresas públicas de los panameños que representaban los ahorros de varias generaciones. A cambio de estas reformas que debilitaban la economía nacional, los gobiernos de turno no introdujeron alternativas que reorientaran el crecimiento y desarrollo del país.  

Sobre la base de ideologías próximas al neo-liberalismo se insiste en que todos los panameños debemos esperar que en un futuro las riquezas que amasan unos pocos se derramen mediante un proceso de "goteo" a los demás. La década de 1990, la década de la post-invasión, no produjo progreso alguno para el país. En medio del estancamiento, los gobiernos se dedicaron a transferir riquezas de los sectores pobres y de las capas medias hacia los sectores más ricos.  Las huellas de la invasión militar norteamericana aún se encuentran frescas en el país. Contribuye todavía a la corrupción y a mantener al país en la "lista negra" que circula entre los países más ricos del mundo. Además, la invasión aparentemente sigue legitimando la política económica que está arruinando el mercado interno y nuestra capacidad de incrementar nuestras exportaciones. 

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